Skip to Main Content

Audio Stop 211

00:00 00:00
This square portrait shows the head and shoulders of a young woman in front of a spiky bush that fills much of the background except for a landscape view that extends into the deep distance to our right. The woman's body is angled to our right but her face turns to us. She has chalk-white, smooth skin with heavily lidded, light brown eyes, and her pale pink lips are closed. Pale blush highlights her cheeks, and she looks either at us or very slightly away from our eyes. Her brown hair is parted down the middle and pulled back, but tight, lively curls frame her face. Her hair turns gold where the light shines on it. She wears a brown dress, trimmed along the square neckline with gold. The front of the bodice is tied with a blue ribbon, and the lacing holes are also edged with gold. A sheer white veil covers her chest and is pinned at the center with a small gold ball. The bush fills the space around her head with copper-brown, spiky leaves. A river winds between trees and rolling hills in the distance to our right. Trees and a town along the horizon, which comes about halfway up the painting, is pale blue under an ice-blue sky.

Leonardo da Vinci

Ginevra de' Benci [obverse], c. 1474/1478

La curadora y jefa de pinturas italianas y españolas Eve Straussman-Pflanzer examina la vida y los amores de una mujer en el centro de un retrato de Da Vinci.

 

 

Transcripción de audio

EVE STRAUSSMAN-PFLANZER:
Soy Eve Straussman-Pflanzer, curadora y encargada de pintura italiana y española de la National Gallery of Art.

NARRADOR:
En este retrato sereno y con gran riqueza de detalles está representada Ginebra de Benci, hija de un acaudalado banquero de Florencia durante el Renacimiento. El joven Leonardo da Vinci la pintó en la época en que contraería matrimonio con Luigi Niccolini en 1474.

EVE STRAUSSMAN-PFLANZER:
Este es el primero de solo tres retratos de mujeres que hizo Leonardo que aún subsisten.  

NARRADOR:
Antes, los retratos se solían presentar de perfil.

EVE STRAUSSMAN-PFLANZER:
Leonardo se anima a hacer girar ligeramente a Ginebra, de manera que se la ve en un ángulo de tres cuartos de perfil. De esa forma, vemos una extensión mayor de su rostro y su cuerpo, además del paisaje en el fondo, detrás de ella. Vemos la atención que puso Leonardo en la construcción del suave modelado de los contornos y las sombras del rostro de Ginebra.  

NARRADOR:
También enfatizó la piel lisa y pálida de la mujer al colocarla contra un fondo de oscuras hojas de enebro. El nombre de Ginebra es una variante de ginepro, la palabra italiana para enebro. El juego visual de Leonardo con el nombre de su modelo y la planta detrás de ella parece especialmente apropiado, ya que la precisión y la belleza de las palabras era muy importante para Ginebra, quien escribía poesía.

Es posible que la pintura fuera un encargo de otro poeta, que era un admirador de Ginebra: el embajador veneciano en Florencia en ese tiempo, Bernardo Bembo.

EVE STRAUSSMAN-PFLANZER:
En el período renacentista, era común que una mujer se casara, pero que también tuviera un amante platónico con quien intercambiaba cartas y también poemas.  

Lo que me resulta fascinante es la forma como las personas interpretan o analizan su expresión facial como austera, fría o remota. Pero también es posible verla o interpretar su expresión como la de una mujer segura de sí misma, honesta o bien fundada.  Creo que la complejidad de las dos cosas, de la forma y de la recepción del espectador, es el verdadero talento de Leonardo que vemos reflejado en este retrato de Ginebra de Benci.  
 

Visita guiada del Edificio Oeste: Selección destacada